por Justin Gardner
El desarrollador del mayor navegador de búsqueda del mundo está uniendo fuerzas con la mayor maquinaria militar del mundo. Según se anunció esta semana, el ex director de Google Eric Schmidt va a dirigir el nuevo Consejo Asesor de Innovación del Pentágono.
“El Pentágono dijo que el consejo lo asesoraría en cuestiones de Google-y como la creación rápida de prototipos, el desarrollo del producto interactivo, el análisis de negocios, las aplicaciones de móvil, etc. En efecto, el DoD parece estar pidiendo a Schmidt que lo ayude a ser más eficiente y efectivo, y, asimismo, innovador”.
Desde su meteórico ascenso en la era del internet, Google ha alcanzado capacidades tecnológicas que casi parecen ciencia ficción. Su última es una red neural con una habilidad “súper humana” para determinar la ubicación de casi cualquier imagen. Se ha argumentado que Google podría manipular las elecciones de 2016 con tan sólo ajustar sus algoritmos.
La inmensa colección del gigante de las búsquedas de datos personales, su propia red de vigilancia, puede compararse con el mejor programa de espionaje del gobierno. La extensión de los datos no sólo está en línea; los coches de Google Street View fueron descubiertos colectando información desde los centros del wi-fi, de “los historiales médicos de las personas hasta su preferencia sexual y la infidelidad marital”.
Google ha dicho que su colección de datos, si se usa de manera adecuada, eleva el bienestar público. Esto es sorprendentemente similar a la campaña de propaganda de los oficiales de inteligencia, que defiende el programa doméstico de espionaje y otras intrusiones en la privacidad reveladas por Edward Snowden.
Todo esto hace aún más espeluznante la asociación entre Schmidt y los militares de los Estados Unidos. El Pentágono dio carta blanca después del 9/11 para poner en marcha su propio programa de espionaje y matar a cualquiera en el mundo en cualquier momento, incluyendo ciudadanos estadunidenses. ¿Podría haber alguna expectativa de restricción en este Consejo Asesor que sirve a los intereses militares?
Julian Assange brindó una perspectiva de la relación Google-Pentágono: “El fundador de Wikileaks, Julian Assange, sugirió que la amistosa relación de Google tanto con el Departamento de Defensa como con el Departamento de Estado representa una amenaza existencial a la utilidad del internet para el usuario ordinario”.
Assange observó que “las aspiraciones geopolíticas de Google embonan firmemente con la agenda de política exterior de los Estados Unidos”, y llegó a afirmar que, “mientras crezca el control monopolista del internet por parte de Google, la compañía va a acrecentar su influencia en las opciones y comportamientos para dirigir los resultados a favor de los Estados Unidos y los intereses empresariales”.
El Consejo Asesor de Innovación, de 12 miembros, será cuidadosamente seleccionado por Schmidt y el secretario de Defensa, Ashton Carter. Antes de que su asociación fuera anunciada, Google había incursionado en robótica e inteligencia artificial de la mano del Pentágono, a través de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA). El coche autónomo de Google es resultado de esta iniciativa.
Si Eric Schmidt hablaba en serio cuando Google acuñó el eslogan “No seas malvado”, entonces su relación con el Pentágono –el mayor proveedor de violencia en el mundo– puede ganar el premio del mejor ejemplo de hipocresía.
La provisión legal de hierba prueba ser más efectiva para destruir los cárteles que la guerra contra la droga
por Claire Bernish
La Guerra del Estado contra la Droga se equivocó miserablemente en numerosos niveles –y uno de los más obvios fracasos ha sido el empoderamiento y enriquecimiento de los cárteles de la droga mexicanos–. Pero hay una buena noticia: mientras la cannabis lentamente alcanza estatus legal en los Estados Unidos, está destruyendo el negocio de los violentos cárteles de la droga.
Las incautaciones de mariguana por la Patrulla Fronteriza en el suroeste cayeron de manera significativa, sólo en los últimos siete años –de cuatro millones de libras en 2009, a sólo 1.5 millones el año pasado–. Esta es también la más baja incautación total en una década, según las estadísticas de la Patrulla Fronteriza citadas por el Washington Post.
La cannabis se considera una de las plantas más benéficas médicamente –y recreativamente inofensiva– que existen. En términos más simples, la hierba legal, siendo realistas, sólo daña su venta ilícita.
Comenzando con la implementación en California de la ley de mariguana médica en 1996, un creciente número de estados han obtenido los beneficios médicos y económicos que la legalización puede crear. Veintidós estados han permitido la legalización médica de la cannabis en algún grado, y Alaska, Colorado, Oregón y Washington dieron el salto para permitir el uso y el cultivo recreativos, con resultados ampliamente positivos.
Esto ha recortado severamente los beneficios de la hierba de los cárteles mexicanos, que es considerada de menor calidad que la cannabis que crece en Estados Unidos y Canadá.
“La mariguana mexicana es considerada menor en el tótem, y muy poca gente que se considera a sí misma aficionada o conocedora admitiría fumarla”, explica el periodista Danny Vinkovetsky (seudónimo Danny Danko) de High Times de Los Angeles Times. “Es típicamente marrón, firmemente prensada para transporte, y llena de semillas”.
“El acceso a la mejor calidad de la cannabis norteamericana ha llevado a muchos a darle la espalda a las importaciones de México y más allá”.
Asimismo, mientras el mercado legal estadunidense pasó de $1.5 billones en 2013 a 2.7 billones al año siguiente, los beneficios de los cárteles sufrieron las pérdidas correspondientes.
“Hace tres años, un kilogramo [2.2 libras] de mariguana costaba de $60 a $90”, explica a NPR un cultivador del estado mexicano de Sinaloa. “Pero ahora ellos están pagando de $30 a $40 el kilo. Es una gran diferencia. Si los Estados Unidos continúan legalizando la mariguana, nos van a dejar en el suelo”.
Lo que es interesante, y quizá entre en contradicción con los principales discursos, es que los cárteles mexicanos han comenzado el contrabando de la cannabis desde Estados Unidos a México, en un intento por reequilibrar las ganancias a las que están acostumbrados.
El gobierno de México siguió la iniciativa de los Estados Unidos en la perniciosa y notoria Guerra contra la Droga, que finalmente probó ser una acérrima Guerra contra la Gente a ambos lados de la frontera –así como alrededor del mundo–.
Aquellos que siguen presionando por una guerra de sustancias arbitrarias son lenta, pero seguramente, revelados como los negligentes criminales que son.
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