jueves, marzo 28, 2024
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Una persona ex transexual responde a la directiva del baño de Obama

por Walt Heyer

El Presidente Barack Obama, jefe titular del movimiento LGBT, ha añadido a la tormenta de confusión, malentendidos y furia que envuelve el debate sobre el baño transgénero la amenaza a las escuelas con pérdidas de fondos federales si no permiten a los estudiantes unirse a los sexualmente segregados en baños, vestíbulos y equipos de deporte del género elegido, sin relación alguna con su realidad biológica.

Su acción llega tras semanas de protestas contra el estado de North Carolina por su iniciativa llamada baño anti-LGBT.

Como alguien que ha pasado por una cirugía de mujer a hombre y ha vivido ocho años como mujer antes de volver a su vida de hombre, sé de primera mano lo que es ser una persona transgénero –y qué equivocado es pensar que uno puede cambiar de género a través de hormonas y cirugías.

Y sé que la iniciativa de North Carolina y otras parecidas no son anti-LGBT.

“L” es por lésbico. La iniciativa no es anti-lesbiana porque las lesbianas no tienen deseo de entrar a un baño apestoso de hombres. Las lesbianas van a usar el de mujeres sin pensarlo dos veces. Así que no es anti-L.
“G” es por gay. Los hombres gay no tienen interés en usar los baños de las mujeres. Así que la ley no es anti-G.

“B” es por bisexual. La “B” en la LGBT no debe ser confundida respecto a su género. Hay también preferencia sexual, sólo que no afecta la elección de baño o vestíbulo.

“T” es por transgénero. La “T” identifica una persona que ha pasado por una terapia hormonal y cirugía de reasignación de género, y cambiado legalmente la marca de género en su (él/ella) acta de nacimiento.

La ley de North Carolina no es anti-T porque claramente afirma que el baño apropiado es el que corresponde con el género establecido en el acta de nacimiento. Por tanto, una persona transgénero con certificado de nacimiento que dice “mujer” usa el baño de mujeres, incluso cuando el género anotado en el nacimiento era hombre.

Así que, como puede verse, la ley no es anti-LGBT. ¿A qué se debe entonces todo el escándalo?

Lo que ha emergido es una nueva casta entre los jóvenes que está fuera del alcance de LGBT: los no conformistas de género.

Los no conformistas de género, que constituyen una fracción minúscula de la sociedad, quieren que se les permita designar el género sobre bases fluidas, con base en sus sentimientos del momento.

Yo llamo a este grupo “desafiantes de género” porque protestan contra la definición de identidades sexuales fijas de hombre o mujer. Los individuos que desafían el género no son como las personas transgénero o transexuales tradicionales, que luchan por la disforia de género y quieren terapia hormonal, bloqueadores hormonales, y eventualmente, cirugía de reasignación. El grupo desafiante de género no se quiere conformar, cumplir o identificarse con las normas tradicionales de género de hombre y mujer. Quieren tener fluidez de género, pasando libremente de un género a otro, por hora o día, como lo sientan.

Bajo la cobertura de LGBT, la facción anti-género y sus defensores están usando la iniciativa del baño de North Carolina para encender una chispa que haga estallar las definiciones objetivas de género.

Obama está propugnando la locura de eliminar la definición tradicional de género.

Él no comprende el factor biológico de que los géneros no son fluidos, sino fijos: mujer u hombre.

Al usar el poder de su posición para influir en la eliminación del género, pasando por alto la ciencia, la genética y las creencias bíblicas, Obama despliega su poder político.

Pero queda un hecho: no importa qué tan profundo vaya Obama para los no conformistas de género, la genética y el diseño de Dios de hombre o mujer, no importa qué tan repugnante sea eso para algunos, no puede cambiar. El género biológico permanece fijo sin importar cuántas hormonas transgénero se tomen o cuántas cirugías cosméticas se realicen. Ninguna ley puede cambiar la genética y la verdad bíblica del diseño de Dios. La utilización del chantaje financiero para lograr la eliminación del género se convertirá en el horrible legado de Obama.

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