viernes, marzo 29, 2024
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Raíces de la organización de la justicia social en el Silicon Valley

por David Bacon

South Bay tiene su historia de violencia, racismo estructural y explotación de los trabajadores. Pero también tiene una larga historia de resistencia – de valientes organizadores que construyen movimientos que han tenido un impacto mucho más allá de Santa Clara Valley.

La historia del movimiento social de Santa Clara Valley comenzó con la resistencia indígena a la colonización, seguida por la anexión de California después de la guerra de 1848. Los indígenas originarios Ohlone que vivían al sur de la Bahía de San Francisco fueron despojados de sus comunidades y esclavizados en las misiones creadas por los colonizadores españoles. Pero esas comunidades lucharon contra los españoles y los grandes colonizadores de tierras.

Roxanne Dunbar Ortiz escribe que en la época de los derechos civiles en los años sesenta, los indígenas de california buscaron esa resistencia.

“Ellos encontraron que ninguna misión podía escapar de los levantamientos, ya sean del interior como del exterior, de las comunidades de los prisioneros junto con los que habían escapado”, escribe Dunbar Ortiz. Las fuerzas de las guerrillas indígenas organizaron a más de dos mil. Sin esta resistencia, no habría descendientes de los pueblos nativos de California del área colonizada por los españoles.

Luego de que México se liberó de España en 1820 (expulsando a los frailes franciscanos que operaban las misiones), los residentes de Valley se alzaron en oposición por la conquista de los Estados Unidos en 1848.

Tiburcio Vásquez, quien dirigió la rebelión contra los Estados Unidos en los años que siguieron a la guerra, nació en Monterey y luchó con Joaquin Murrieta desde Santa Clara a San Joaquin Valleys. Tras ser capturado, Vásquez fue procesado en la Corte del Condado de Santa Clara, y colgado en St. James Park.

El crecimiento de la población de South Bay realmente comenzó con el desarrollo de huertos de ciruelo, nueces y otras frutas a fines del siglo XIX, y luego la industria de conservas que permitió el embarque de frutas al resto del país. En los años de 1930 Santa Clara Valley fue la capital del mundo de procesamiento de la fruta, debido al trabajo de miles de trabajadores inmigrantes. Fue el mayor empleador de mujeres del estado. Treinta y ocho fábricas de conservas incluyeron grandes corporaciones como Libby’s, Hunt’s y Calpak, que emplearon a más de 30,000 personas.

La investigadora Glenna Matthews dice: “La industria de la fruta constituyó un clásico mercado laboral segmentado, que sistemáticamente pagaba menos a las mujeres que a los hombres”. Este modelo fue reproducido años más tarde en la otra gran industria en que Valley se hizo famoso: la electrónica. La contaminación del agua de South Bay también tiene una larga historia anterior a la emergencia de la industria electrónica en los años setenta. En 1930 los rancheros y las industrias de conservas bombeaban tanta agua de los pozos que el agua salada de la bahía se filtró en los acuíferos. Incluso antes, la eliminación de los residuos orgánicos de las industrias de conservas causaron una grave contaminación de la bahía.

La organización trabajador-a-trabajador gana a las conserveras

Para oponerse a la industria de conservas, el movimiento de los trabajadores de Valley se puso en marcha en la década de 1880 con apoyo material del Consejo Federal de Oficios de San Francisco. Los Wobblies –la anarquista radical Trabajadores Industriales del Mundo (IWW, por sus siglas en inglés)– organizaron los primeros sindicatos de trabajadores de las conservas, incluyendo uno de los primeros llamado “Toilers of the World”. Éste incluyo a hombres y mujeres, y gente de color así como trabajadores blancos.

Posteriormente, en agosto de 1931, las industrias de conservas de la frontera del condado de San Mateo al sur de San José se fueron a huelga, organizada por un sindicato comunista, el Sindicato de Trabajadores de la Industria de las Conservas y Trabajadores Agrícolas. Su principal organizador fue Elizabeth Ncholas, una inmigrante serbia y comunista, que ganó el apoyo del concejo local del trabajo en 1929. Otra organizadora de huelgas fue Dorothy Healey, que en ese entonces tenía 16 años.

“No podemos rentar una sola sala en San José”, diría ella más tarde. “No había nada que fuera legal, donde la gente pudiera reunirse. La brutalidad de la policía no tenía nada que ver con lo que la gente había visto en los años precedentes. Así celebramos las reuniones –en los parques, reuniones de huelga– en St. James Park, y la policía las rompería”.

La principal estrategia en los años treinta en las fábricas de conservas fue “trabajadores organizando trabajadores”. A pesar de los obstáculos, a fines de esa década las fábricas de conservas estaban todas sindicalizadas, y así permanecieron hasta que cerraron seis décadas después.

Durante el terror rojo a fines de los años cuarenta y comienzos de los cincuenta, sin embargo, UCAPAWA fue expulsado de CIO por su política radical y destruido. Los contratos de su sindicato en las fábricas de conservas fueron asumidos por el Sindicato de Camioneros, con el apoyo de las compañías que querían deshacerse de los sindicatos de izquierda. También fueron expulsados de CIO el Sindicato Internacional de Longshore y Warehouse, que organizó a los trabajadores de alimentos procesados en plantas de frutos secos en Santa Clara Valley, y los Trabajadores Eléctricos Unidos (una expulsión que más tarde tendría un profundo impacto en sindicatos futuros en la industria electrónica de Valley).

Trabajadores chicanos comienzan a trabajar en San José

Después de la segunda Guerra Mundial, cuando tenía lugar la cacería de brujas anticomunista, líderes radicales chicanos  trabajadores y líderes de comunidad comenzaron a laborar en San José. Bert Corona, el padre del movimiento moderno de los derechos de los inmigrantes, se mudó allí tras ser puesto en la lista negra por el Guardia de la Costa de Los Ángeles. Él y Lucio Bernabé, un organizador de las conservas, impulsaron huelgas entre los trabajadores agrícolas bracero traídos de México para trabajar en campos estadunidenses en condiciones de semi-esclavos. Juntos organizaron caravanas de comida cuando los braceros dejaron de trabajar, y trataron de prevenir su deportación.

Corona organizó el capítulo local de la Asociación Nacional Mexicana Americana (ANMA), una organización de comunidad radical que luchaba contra la discriminación. Él también perteneció a la Organización de Servicio Comunitario, donde César Chávez tuvo su primer aprendizaje. La familia de Chávez vivió en San José algunos años en la calle 21 cerca del barrio Sal Si Puedes, y él y Corona trabajaron allí con la CSO. Pero Corona tampoco estuvo de acuerdo con que “uno de sus [CSO] estableció las razones para organizarse… no permitir que los ‘rojos’ establecieran una base en las comunidades”. El activista veterano de San José Fred Hirsch dice, “El temor de que el CP pudiera establecer una base en las comunidades no era infundado. De hecho, tuvo una base, y fue usada para fortalecer las acciones comunitarias y la organización de los trabajadores en las fábricas de conservas y en los campos.”

Lucio Bernabe luchó contra uno de los casos más notorios de deportaciones políticas de la época con la ayuda del izquierdista Comité Americano  para la Protección de los Nacidos en el Extranjero y miembros locales de CP. Él finalmente ayudó a fundar el Comité de Trabajadores de las Conservas (CWC) en los años setenta y ochenta, con otro izquierdista, Mike Johnston.

Ernesto Galarza también vivió en San José en la posguerra. Galarza laboró con trabajadores agrícolas mexicanos y filipinos a fines de los años cuarenta, organizando el Sindicado Nacional Agrícola y huelgas entre los cultivadores en San Joaquin Valley. El sucesor de ese sindicato, el Comité Organizador de Trabajadores Agrícolas, impulsó la gran huelga de las uvas en 1965 bajo el liderazgo de Larry Itliong, que se unió más tarde a la Asociación Nacional de Trabajadores Agrícolas  para formar Trabajadores Agrícolas Unidos (UFW).  Galarza escribió algunos libros influyentes sobre el trabajo agrícola y los chicanos, particularmente Merchants of Labor, que expone los abusos del programa bracero.

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