jueves, abril 18, 2024
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Las festividades hispanas de Navidad

por Santos C. Vega
Hispanic Link News Service

Arrebujados contra el frío, ellos llevan velas y cantan las canciones tradicionales mientras se abren camino en procesión por las calles serpenteantes del barrio. De vez en cuando, se detienen en las casas designadas de antemano. Con una mano en forma de copa, cada uno protege la llama frágil de su vela contra la brisa fría de la noche. La iluminación baila y salta, reflejando sus caras gozosas que cantan.

Entre ellos, llevan las figuras de la Sagrada Familia. María y José andan de nuevo en busca de albergue, volviendo a escenificar el relato bíblico de Belén.

El grupo se divide en peregrinos y posaderos. Cada noche, durante los nueve días anteriores a la Navidad, se ha designado una casa diferente como la posada. Mediante una canción, los peregrinos solicitan albergue varias veces, y cada vez son rechazados por los posaderos. Por último, los peregrinos consiguen la entrada y todos lo celebran con canciones, chocolate caliente y pan dulce. Los celebrantes pueden reunirse alrededor de una escena navideña y cantar villancicos que se refieren al relato de la Navidad, representado por la escena del pesebre.

En el último día, el grupo llega al local de la iglesia, o al patio de alguna casa, donde los niños rompen una piñata.

En la iglesia, durante el día de Navidad, los fieles pueden escenificar también un drama llamado “La Pastorela” o “Los Pastores” – obras de misterio de origen español que datan de la Edad Media. Estos se presentan en cualquier momento entre el día de Navidad y el 2 de febrero, y hasta tan tarde como el 19 de marzo. Se tratan de interpretaciones dramáticas de las reacciones de los pastores al anuncio hecho por los ángeles sobre el nacimiento de Cristo.

Los profetas habían pronosticado la venida de Cristo cerca de siete siglos antes de que ocurriera. Estos dramas pueden escenificarse antes o después de la Navidad, pero en la víspera, todos los fieles asisten a la misa de medianoche, llamada Misa de Gallo.

Es a través de estas tradiciones que el pueblo hispano rinde homenaje a Cristo durante la temporada de Navidad.

Los mexicano-americanos empiezan su calendario litúrgico de Navidad con el periodo de Adviento, cuatro semanas de preparación para la venida de Cristo. La Virgen María, madre de Jesús, es la figura central cuando los fieles celebran la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe el 12 de diciembre. Los fieles recuerdan sus apariciones a San Juan Diego en una colina cerca de la Ciudad de México.

Las iglesias y hogares se decoran con el Belén. En esta escena se pinta el relato de la Navidad. A través del viaje de María y José a Belén se lleva a los fieles hasta la natividad de Cristo. En Belén ocurrió ese nacimiento. El humilde José y María procuraban albergue. Nació Jesús, lo envolvieron en lienzos y lo acostaron en un pesebre. Un Herodes intrigante tramó la muerte del niño Jesús. Los magos, tres hombres sabios del oriente, siguieron a la Estrella de Navidad en busca de Jesús.

En el “Nacimiento” se mueve a los sabios más cerca del pesebre cada día hasta el día de la Epifanía, el 6 de enero. Esta festividad conmemora la manifestación de Cristo a los gentiles en las personas de los magos, que trajeron regalos al recién nacido. Por esta razón, muchos hispanos dan regalos a sus seres queridos ese día al que le llaman Día de Reyes.

El viaje de los tres sabios demuestra el ansia espiritual por el cumplimiento de la promesa de Dios de enviar a la humanidad un salvador, un mesías llamado Emmanuel, que profesó Isaías (Isaías 7:13).

Hoy, en este periodo de espera por el Cristo prometido y este tiempo de preparación por parte de los fieles para su venida, celebrada en Navidad, se llama adviento (del latín “advenire”, que significa “venir”). La venida de Cristo es celebrada por los hispanos y los fieles del Antiguo Testamento: esperando y viviendo sus vidas de acuerdo con las expectativas de Dios.

Después de la caída de Adán y Eva, Dios prometió enviar a un salvador a su pueblo (Génesis 3:15). Así, la temporada de Adviento es un tiempo de espera, de preparación, para volver a vivir el nacimiento de Jesucristo.

El relato de esperar y buscar, orar y celebrar, es efectuado por las Posadas, el Nacimiento, las Pastorelas y la Misa de Gallo. La cultura de la Navidad hispana reúne a los fieles en celebración con familia y amigos.

En Puerto Rico, grupos de fieles llegan sin anunciarse a las casas de amigos y parientes para cantar “aguinaldos”. La visita de sorpresa se llama un asalto. Aguinaldo significa una dádiva y, en el caso de los “asaltos”, las dádivas son los villancicos navideños. Los anfitriones agradecidos proporcionan golosinas, tales como “coquito” (leche de coco con ron), arroz con dulce y pasteles. Los asaltos continúan durante ocho días después del 6 de enero, la Epifanía, el Día de Reyes.

La Epifanía es importante para el mundo hispano. Los cubanos celebran la Nochebuena el 24 de diciembre. En esta fecha, los cubanos, puertorriqueños, mexicano-americanos y latinos de México, la América Central y la del Sur asisten a la Misa de Gallo. Después de la misa, y durante los días de la festividad, los cubano-americanos disfrutan de su cena tradicional con lechón asado (o fricasé de guineo o pavo), yuca con mojo y frijoles negros o colorados con arroz blanco. Los postres pueden incluir buñuelos (frituras de harina de yuca endulzadas con melado de caña), turrones de origen español, nueces, avellanas, dátiles e higos, así como sidra de España.

Los mexicano-americanos regresan a casa de la Misa de Gallo para comer tamales. Estos son favoritos especialmente en Texas. Los que festejan en Nuevo México prefieren a menudo las empanaditas (de carne endulzada y condimentada). Para los mexicano-americanos, la cena de Navidad puede incluir pollo con “mole”, “pozole” y más tamales.

La cena de Nochebuena de los puertorriqueños puede consistir en lechón asado, arroz con gandules y, para postre, flan de coco llamado “bien me sabe”, frutas y nueces.

Los dominicanos se reúnen la víspera de Navidad para cenar lechón asado, teleras (pan de yema), jamón ahumado y, después de la cena, pastelitos dominicanos. Otros postres pueden ser los higos, los dátiles, las uvas, las manzanas y las peras. El ponche crema es la bebida tradicional.

Los primeros misioneros agustinos introdujeron las Posadas a las Américas. Al final de las Posadas, los niños celebran rompiendo las piñatas. Estas fueron usadas al principio por los misioneros como ayuda para enseñar que la vida cristiana es una lucha contra los enemigos espirituales invisibles (Efesios 6:12). Una persona (un niño que rompe la piñata) triunfa con la vara de las virtudes. Cuando los niños rompen la piñata, caen toda clase de dulces; éstos son los frutos de los esfuerzos, la diversión y el gozo que celebran el nacimiento del niño Jesús.

La victoria para toda la humanidad fue ganada con el nacimiento de Cristo, según esta tradición. La piñata histórica se rompía y la salvación se daba a la humanidad por parte de Dios como regalo. Muchos hispanos celebran la fiesta de los Reyes Magos el 6 de enero. Esta es la oportunidad para hacer regalos, especialmente en Nuevo México.

No hay dos celebraciones de Navidad iguales en el mundo hispano. El significado para cada persona depende de su percepción dentro del contexto de la comunidad que festeja.

La cultura cristiana da a cada persona una oportunidad de participar en las Posadas, en una Pastorela, y de asistir a la Misa de Gallo y honrar a Cristo en la cultura hispana de la Navidad.

(Santos C. Vega, Ph.D., profesor emérito, fue director del Programa de Documentación Comunitaria en el Centro de Investigaciones Hispanas de la Universidad Estatal de Arizona, en Tempe, Arizona.)

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