jueves, abril 25, 2024
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La batalla por la humanidad casi perdida

[Author]NOTA DEL EDITOR
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Mucho se ha escrito sobre los venenos y los químicos utilizados en nuestro sistema alimenticio por la industria de alimentos, y aprobados por la Administración Federal de Drogas [Federal Drug Administration, FDA] con el consentimiento, la bendición y el reconocimiento de los gobiernos del Estado. La gente continúa enfermándose y muriendo debido a los alimentos contaminados que consumimos. Y lo más triste es que nadie hace nada, incluso aquellos que saben o sospechan esto. Pero el siguiente artículo, cuyo autor es Mike Adams, editor de Natural News, contiene información que nos puede ayudar a salvar nuestras vidas. ESTA ES LA SEGUNDA Y ÚLTIMA PARTE

 

La batalla por la humanidad, casi perdida: suministro global de alimentos diseñados deliberadamente para acabar con la vida, no para nutrirla

 

por Mike Adams

Natural News

 

La comida se ha convertido en un arma contra la humanidad

Como puede observarse en estos ejemplos, la comida se ha vuelto un arma contra la humanidad. Es el nuevo vector de una sigilosa guerra mundial contra el género humano, una guerra que se está librando en este momento de forma silenciosa con armas que quizá usted encontrará en su despensa.

La primera Guerra Mundial se libró ante todo en las trincheras, con soldados arrojándose entre sí pedazos de plomo y utilizando armas químicas crudas como el gas mostaza.

La segunda Guerra Mundial se libró con intención genocida y utilizó armas quinéticas y químicas más avanzadas, diseñadas por las compañías farmacéuticas.

En la segunda Guerra y en la era nazi apareció IG Farben, la corporación química farmacéutica que más tarde se dividiría en tres compañías, una de las cuales actualmente es conocida como Bayer, que produce la aspirina para niños y varios químicos utilizados en los alimentos. (Revise su historia, esto es fáctico y real.)

La tercera Guerra Mundial parece ya estar en curso y se está librando como una sigilosa batalla a través del suministro de alimentos. Los químicos son muy similares a los utilizados en la primera y segunda Guerras Mundiales, excepto que en lugar de desplegarse en el campo de batalla, las armas químicas de hoy se despliegan a través del suministro de alimentos y a menudo obedecen a los ingredientes de las etiquetas.

Ingredientes tóxicos como el nitrato de sodio y el aspartame han sido formulados para actuar a niveles poco agudos, de forma que no provocan la muerte inmediata de la persona. En cambio, crean el colapso crónico degenerativo a largo plazo del cuerpo y de la mente, que conviven con la posibilidad de un cáncer global, trastornos del riñón y desórdenes mentales extremos, incluyendo la psicosis. Estos trastornos de mente y cuerpo, a su vez, destrozan las economías, los sistemas educativos, el avance de la ciencia, las democracias libres e incluso la integridad cultural.

El silencioso bombardeo de comida a la humanidad

Lo que la  Fuerza Aérea de los Estados Unidos hizo en Dresden durante la segunda Guerra Mundial a través de bombardeos de alta elevación, lo están haciendo hoy en día las corporaciones globales químicas y alimenticias a la población mundial a través de la ventana de los autoservicios. Pero no hay bombas estallando en el cielo, ni tormentas de fuego iluminando el nocturno paisaje citadino. En cambio, las silenciosas, ignorantes masas marchan simplemente hacia su muerte, alimento tras alimento, casi como un tren de carga lleno de “comedores inútiles”, pulsando y tintineando su camino a Auschwitz.

En el camino a sus propias muertes, por supuesto, pagan sus peajes obligatorios a las gigantescas farmacéuticas, hospitales, clínicas de cáncer, doctores y mandatos de la Seguridad Social. Como las víctimas del genocidio nazi, tienen sus obturaciones doradas saliendo de sus bocas antes de ser bebidos por la muerte, los principales consumidores de hoy han sido despojados de sus cuentas bancarias, de sus bienes y de las políticas de seguridad antes de ser finalmente descartados por el sistema.

Como se ve, hay enormes ganancias de primeramente envenenar a las masas para después “tratar” los efectos colaterales de ese envenenamiento. Así, la estafa es tan masiva y profundamente incrustada en nuestra cultura impulsora de la codicia, que son pocos los que reconocen lo que les está ocurriendo. Pero no hay error: tú no eres valorado por el sistema por tu humanidad, espíritu, innovación o imaginación. Sólo eres valorado, en primera instancia, por tu base de impuestos y, en segundo término, por “las ganancias de la administración de tu trastorno”, que enriquecen a las corporaciones globales mientras tú eres empujado, dosificado, pinchado, radiado y drogado hasta la muerte al tiempo que los hospitales acumulan páginas y páginas de facturas de procedimientos médicos, las que serán cubiertas por Medicare o por Obamacare.

Aquí está la alternativa: cultiva tu propia comida

¿Demasiado severo para ser cierto? Busquemos soluciones desde el lado positivo. La alternativa de todo esto es que cultives tus propios alimentos o al menos compra cuando puedas a los granjeros locales de CSA. Cualquier alimento adquirido por los canales de las principales corporaciones es propenso de haber sido  intencionalmente diseñado, contaminado y empacado con venenos increíblemente tóxicos que van desde los metales pesados hasta recipientes de envasado que provocan trastornos hormonales. Pero los alimentos cultivados por los granjeros honestos proveen nutrición genuina, no la muerte.

En efecto, el futuro de la civilización humana pertenece casi exclusivamente a aquellos que cultivan sus propios alimentos, o que hacen arreglos con otros para que los cultiven. Los alimentos industriales consumidos por las masas son en verdad un sistema de suministro de veneno que no tiene otro propósito que el trastorno masivo, la muerte y la ganancia.

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