jueves, abril 25, 2024
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Esencialmente Washington ha declarado la guerra a Rusia

por Martin Berger

El premiado con el Nobel de la Paz, el presidente estadounidense Barack Obama ha estado aplicando con firmeza una política de intervenciones armadas y conflictos en todo el mundo más larga y más ampliamente que cualquier otro presidente en la historia reciente de Estados Unidos. Ahora se está escuchando de un progreso en contra de Rusia, sin prestar atención al hecho de que puede resultar en una guerra mundial seguido de inmediato por la aniquilación nuclear mutua.

Difícilmente se podría hacer un argumento convincente de qué de otra manera se puede explicar por la declaración hecha por el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, el contraalmirante John F. Kirby, que no sea una declaración directa de guerra. La declaración dice lo siguiente:

Las consecuencias son que la guerra civil continuará en Siria, que los extremistas y sus grupos continuarán para explotar los vacíos que hay en Siria para ampliar sus operaciones, que incluirán, sin duda, los ataques contra los intereses rusos, tal vez incluso ciudades rusas, y Rusia continuará enviando tropas a sus hogares en bolsas, y que seguirá perdiendo recursos – incluso, tal vez, más aviones…

El mismo modus operandi se empleó un cuarto de siglo atrás, para acabar con la Unión Soviética. En la década de 1980 los Estados Unidos decidió que estaba en condiciones de tomar el “imperio del mal” en una trampa afgana a través del apoyo que proporcionaría terroristas armados que ahora se han transformado en “terroristas” moderados, incluyendo a Al-Qaeda. En la década de 1980, Washington se aprovechó de la riqueza de Arabia Saudita y los servicios secretos de Pakistán. Así es como nació la denominada resistencia afgana, disfrutando del apoyo logístico paquistaní y corriente de “reclutas” de todo el Medio Oriente.

La ex secretaria de Estado y ahora candidata presidencial, Hillary Clinton, declaró abiertamente de nuevo en 2012, que era una gran idea desde su punto de vista:
“Cuando la Unión Soviética invadió Afganistán, tuvimos la brillante idea de que vamos a llegar a Pakistán y crear una fuerza de muyahidines, equiparlos con misiles Stinger y todo lo necesario para perseguir a los soviéticos en el interior de Afganistán. Y tuvimos éxito, los soviéticos abandonaron Afganistán, diciendo después “Great! Adiós “, dejando a estas personas entrenadas, fanáticos en Afganistán y Pakistán, y bien armados, creando un desastre…”

Sin embargo lo que Hillary olvidó mencionar, es el hecho de que el movimiento muyahidin en Afganistán era un “caldo de cultivo” para los activos de Al-Qaeda. Al-Qaeda era y todavía es, controlada directamente por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para promover un proceso de desestabilización del Medio Oriente, proporcionando contratistas militares estadounidenses con una excusa para invadir estado, tras estado, tras estado.

Es el mismo escenario que la Casa Blanca quiere repetir ahora en Siria. No es de extrañar que permitiera el violento bombardeo de soldados sirios el 17 de septiembre, ya que se hizo un intento por salvar la vida de los militantes Jabhat al-Nusra que habrían tenido un tiempo difícil de lo contrario habrían asaltado sus posiciones. Cabe recordar que en septiembre de 2015, el ex jefe de la CIA, David Petraeus, uno de los padrinos de la guerra de guerrillas de Estados Unidos, instó a la Casa Blanca a “combatir” lado a lado con ISIS Jabhat al-Nusra.

Después de seis años de guerra perpetua el conflicto en Siria no es tan “civil” como a uno le gustaría creer, es un conflicto totalmente dirigido desde el exterior, no internamente. Siria se ha convertido en una especie de nudo gordiano, un lugar donde los intereses de Rusia, China, la Unión Europea, Turquía, Irán, Arabia Saudita y los EE.UU. se han enredado imposiblemente.

En esta etapa, Washington es completamente incapaz de discutir cualquier solución política seria en Siria, ya que se refiere a cualquier proceso de paz en este país desgarrado por la guerra como el precursor de Moscú, Beijing, la presencia continua de Teherán en la región y el avance de varias rutas enérgicas que darán a estos estados influencia y riqueza en la región en el futuro, todo lo cual significa que no habrá lugar para los “defensores de la democracia” ávidos de Occidente en la mesa.

Es por ello que los Estados Unidos se oponen tan vigorosamente a la liberación de los detalles del acuerdo de alto al fuego ruso-estadounidenses para el público y se mantiene la discusión del acuerdo lo más lejos de la ONU, ya que posiblemente podría, por temor a que hubiera una resolución de la ONU aprobada y obligatoria de cumplir.

Por eso también, teniendo en cuenta su plan maestro, Washington ha utilizado el territorio sirio para iniciar la guerra indirecta más grande en la historia moderna a proseguir su transformación consecuente en una confrontación armada directa con Rusia. Un total de 80 estados están luchando tanto directa como indirectamente en Siria. No es casualidad que el 23 de mayo de 2003, en lugar de reunir las fuerzas iraquíes en una sola gran unidad, la administración de la ocupación de Estados Unidos disolvió el ejército iraquí, la creación de las condiciones previas para el aumento de ISIS. En enero de 2012, en medio de la guerra civil de Siria, la CIA creó una “rama” de Al Qaeda en Siria – el notorio Jabhat al-Nusra. No es ningún secreto que los militantes de este grupo terrorista en diferentes puntos de tiempo fueron tratados en hospitales de Turquía e Israel – ambos fieles estados-satélites de Washington. Estos pasos fueron seguidos con la aprobación de la invasión del ejército turco de Siria, que fue lanzado el 20 de agosto.

Para crear las condiciones previas para un conflicto armado abierto con Rusia, Washington ha puesto en marcha una campaña de propaganda masiva, el objetivo es desacreditar Moscú en cada momento. Es suficiente recordar el llamado “escándalo de dopaje” y las “revelaciones” que el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko hizo sobre la supuesta presencia de más de 30,000 soldados y cientos de tanques rusos en el este de Ucrania. Y no importa cómo pueden ser ridículas e infundadas dichas alegaciones, Washington seguiría repitiéndolos, como si no tuviera ningún medio para realizar un seguimiento de un par de cientos de tanques en cualquier lugar sobre la faz de la Tierra y luego proporcionar una prueba irrefutable de ello al público. Por otra parte, escuchamos acusaciones sobre la supuesta participación de Moscú en el derribo del Boeing Malasia MH-17 sobre Donbass y muchos otros. Y la lista continúa. En cuanto a todos estos pasos, uno no puede dejar de recordar el genio de la propaganda nazi – Joseph Goebbels – que balanceaba la percepción del público con la repetición continua de mentiras transparentes incluyendo incluso el día de la invasión nazi de Rusia.

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