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Camino al aislamiento

por José de la Isla

HOUSTON – Olvidemos la política presidencial. El verdadero debate puede que se realice más allá de aquel ámbito. Y qué bien. Las respuestas de vanidad popular, relampagueantes, atontadas que dan los que aspiran a la presidencia pueden ser irrelevantes.

En agosto, un editor asistente de la página editorial del Wall Street Journal, Daniel Henniger, trajo a colación una importante inquietud sobre la era en la que vivimos. El título valerosamente leía, “La muerte de la diversidad”.

Henniger reportó que un sociólogo de Harvard, Robert Putnam, autor del bestseller “Bowling Alone”, alega que tras realizar 30.000 entrevistas en 41 comunidades de los EE.UU., “La gente en lugares de diversidad étnica no quieren tener mucho que ver uno con el otro”.

Esto no resulta prometedor a los que creen que todos podemos no sólo llevarnos bien, sino también prosperar cuando se derrumban las barreras verdaderas e imaginadas.

Esto ocurre típicamente cuando nuestras redes sociales (llamadas “capital social”) funcionan como deben y proveen seguridad económica y cultural. Pero esa clase de solidaridad parece disminuir cuando la inmigración está en alce.

Henniger, quien de otras formas resulta ser bastante centrista, tiene una perspectiva propia definida sobre el tema. Él cree que los promotores de la diversidad en la universidad, la empresa y los medios “despachan sin más la asimilación” y han elevado las “diferencias” a otra categoría al retar las antiguas maneras ante la corte.

Ya que el tema de la diversidad (étnica, racial, de género, de orientación sexual) resultaba enervante, “no es de sorprender que el debate sobre la inmigración está hendido por la desconfianza”.

No concuerdo con la perspectiva de Henniger. Parece querer jugar con los dados cargados. Quiere la transformación, y está dispuesto a hacerse con los beneficios, con tal que sus intereses no sufran pérdidas.

Los temas de la diversidad, al menos desde la década de los setenta, han tratado de normas de justicia. ¿Por qué tendrían todos los ciudadanos que pagar impuestos destinados a la educación universitaria si sus hijos no tienen la menor oportunidad de asistir a la universidad, o qué tan justos son los límites de promoción impuestos en nuestras hijas bien preparadas y calificadas?

El oponer los problemas de la diversidad contra los movimientos de inmigración implica una mirada hacia la transformación social con un lente xenófobo. Pinta las poblaciones tradicionales como si estuvieran de alguna forma perjudicadas por sentir que están perdiendo su poder.

En realidad, Robert Putnam escribe en la primera oración de su monografía que la nueva heterogeneidad étnica y social plantea tanto retos como oportunidades, no sólo en los Estados Unidos sino también en la mayoría de lo países avanzados. Con este cambio de la guardia en particular en Europa occidental, las redes tradiciones con las que encontrar empleo, pareja, criar niños, disfrutar de una posición social y hasta tener prominencia dentro de su círculo de conocidos está en proceso de transformación.

Es decir, Putnam dice que la diversidad étnica aumentará sustancialmente.

En el plazo corto al plazo mediano, la inmigración y la diversidad étnica presentarán un desafío a la solidaridad social establecida. En otras palabras, las personas “diferentes” estarán intentando entrar en nuestras redes o estarán formando sus propias redes.

Hasta aquí, bien. Pero ahora vienen Pat Buchanan y otros con otra interpretación. De manera errónea alegan que Putnam dice que en nuestro país mayor diversidad es la causa de mayor desconfi anza. ¡Imagínese!

La creciente falta de confi anza que los investigadores han reportado desde la década de los 1960 ocurrió por causa de los inmigrantes de los años 2000.

Recuerde a su cuñado que se prestó mil dólares.

La razón por la que usted no confía en él es por causa de los inmigrantes.

Al convenientemente malentender a lo que dice Putnam lleva al país por mal camino sobre una revelación importante.

Sí, los “nexos” dentro de grupos sociales se vuelven menos sólidos frente a la diversidad y la inmigración. Pero eso no signifi ca que no exista mucha “vinculación” con grupos que no son los tradicionales. Por eso es que Putnam dice que las sociedades inmigrantes atenuan los efectos negativos de la diversidad al construir nuevas y más amplias identidades.

Las personas de orientación negativa, como Buchanan, no lo van a entender nunca. Son capaces sólo de mirar una situación y pensar en lo que “se perdió”. No pueden ver todos los nuevos benefi cios ganados.

O, como lo escribe Putnam, el reto principal es de “crear un sentido nuevo y más amplio de nosotros”.

Ahora, de los que candidatean por la presidencia, ¿cuál será sufi cientemente intelectual como para entender el panorama completo y llevarnos hacia él en vez de meternos miedo?

(José de la Isla, autor de “The Rise of Hispanic Political Power” (Archer Books, 2003), redacta un comentario semanal para Hispanic Link News Service. Comuníquese con él a: joseisla3@y­ahoo.com). © 2007

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